
diciembre 19, 2012
¿Cómo no quererte tanto?
//Si te quiero por quererte.
Si en el cristal de tus ojos
enamora su persona,
logra que ames su nombre
y la idea de su presencia.
Como a la brisa junto al mar
cuando camina a tu lado
tras noches de luna llena.
diciembre 09, 2012
Veintisiete pares de nocturno
Luna que guardas en tu eco su voz,
no le dejes vivir con desgana,
no le dejes pensarse sin su sangre
y no pueda juzgarse sin su tiempo.
Sueño profundo que tocas su cuerpo,
vuelve su rostro sonrisa dormida.
Vuelve radiante su voz melodía.
Noche triste que respiras su ausencia
concédeme un deseo de distancia:
cada tarde me acompañen sus ojos
y cada noche su hermosa mirada.
Rozando sean mis labios que lo tocan
si al viento amablemente se le ocurre
nombrarla en los suspiros que le envío.
de este aire del mundo que lo envuelve;
que transita de mi pecho a su pecho,
extensión de mi libre existencia.
Dile en caricia a nuestro hombre querido,
con la voz dulce y alterada:
viviré los poemas en tu nombre.
Confirma en sus labios que existe el amor
y, noche que adoro, permíteme a mi
calmar la añoranza que empieza a latir.
octubre 28, 2012
c - s
//Y ese mirar que escribe mundos en el infinito... [V. H.]
Contigo y sin ti el tiempo se hace eterno,
un suspiro se detiene en el pecho.
Destellos de esos ojos caramelo
aguardan mi respuesta sin palabras.
Contigo, la belleza que rodea,
congela los andares tumultuosos,
silencia los murmullos de la gente,
aleja la maldad del universo.
Declina la tristeza inexistente.
Los árboles, el viento y sus olores,
condescendientes ardores de vida,
sosiegan el momento de la muerte,
y viven los detalles en su entraña
muriendo lentamente mi agonía.
Contigo y sin ti el tiempo se hace eterno,
la lluvia se detiene y acaricia,
como el beso en invierno que pregunta
la razón y el por qué de la osadía.
La promesa del arte y de sus letras,
reflejo elemental de mi conciencia,
aplacan el cansancio de mis días,
y aciertan los recuerdos a encontrarte
aspirando a más versos y canciones.
Sin ti, y sin toda la elegancia de tu voz
es eterna la distancia y su tiempo,
se quiebra la constancia del entorno.
Vuelven fortalecidos los pesares.
Los niños en las calles lloran duelo.
Se encierran en rincones melodías,
el peso de las cargas se asemeja
al lúgubre concierto de un lamento.
¡Que triste lo infinito sin el eco
del suave ronroneo de tu beso!
octubre 14, 2012
Noche de estrellas
//A todo poema que aprendo en tus labios...a ti.
Los pasos la llevaron lentamente, envuelta en las paradojas de los viajes en el tiempo. ¿Y quien la mirara, qué miraría? Que miraba el cielo y que el cielo, desde lejos, la miraba a ella. Que se sonrieron y que ella te pensaba y también era a ti a quien miraba. El aire frío que caldeaba los pulmones y el olor a la tierra y el sonido de los grillos, de los sapos. El sonido del sonido en el silencio. Y aún miraba el cielo y allí, desde lejos, eras tú quien la miraba. Con la mochila a la espalda y el lodo en las costuras bajas del pantalón y el pensamiento impermeable a lo mundano y el mundo dormido y con los brazos a un costado del cuerpo y los ojos aún en las estrellas. En ese segundo ella te amó ... te amó del mismo modo que yo te amé.Y del mismo modo en que yo te amo -como a las telas de mi corazón-. Y la envidio sinceramente por tener la esencia de lo que a mi me ha de faltar por muchos años más. Y tenías, velando tu sueño, dos corazones que palpitaban al ritmo del tuyo. Supe que cuando hace un grabado de lo sublime en lo vulgar , yo aprendo que al dejar pasar las palabras no me acerco a ella. Y un día, tal vez, yo también sea ella. Y la esencia de todo acaricie mis manos... tal vez así logre atrapar -como en un suspiro que correrá en el tiempo y el pecho de tantos- lo que haga falta para contarle al mundo que te quiero. Y que deseo, antes incluso de que sea conmigo, que seas feliz y que tus hijos un día lo noten y aprendan de la vida lo que tu me haces aprender a mi, aún sin ser ella.
Los pasos la llevaron lentamente, envuelta en las paradojas de los viajes en el tiempo. ¿Y quien la mirara, qué miraría? Que miraba el cielo y que el cielo, desde lejos, la miraba a ella. Que se sonrieron y que ella te pensaba y también era a ti a quien miraba. El aire frío que caldeaba los pulmones y el olor a la tierra y el sonido de los grillos, de los sapos. El sonido del sonido en el silencio. Y aún miraba el cielo y allí, desde lejos, eras tú quien la miraba. Con la mochila a la espalda y el lodo en las costuras bajas del pantalón y el pensamiento impermeable a lo mundano y el mundo dormido y con los brazos a un costado del cuerpo y los ojos aún en las estrellas. En ese segundo ella te amó ... te amó del mismo modo que yo te amé.Y del mismo modo en que yo te amo -como a las telas de mi corazón-. Y la envidio sinceramente por tener la esencia de lo que a mi me ha de faltar por muchos años más. Y tenías, velando tu sueño, dos corazones que palpitaban al ritmo del tuyo. Supe que cuando hace un grabado de lo sublime en lo vulgar , yo aprendo que al dejar pasar las palabras no me acerco a ella. Y un día, tal vez, yo también sea ella. Y la esencia de todo acaricie mis manos... tal vez así logre atrapar -como en un suspiro que correrá en el tiempo y el pecho de tantos- lo que haga falta para contarle al mundo que te quiero. Y que deseo, antes incluso de que sea conmigo, que seas feliz y que tus hijos un día lo noten y aprendan de la vida lo que tu me haces aprender a mi, aún sin ser ella.
Hizo una llamada, te besó y entró a su casa. También en ese beso yo quería ser ella... y lo intento cada día. Un poco cada día.
septiembre 27, 2012
84110072012
// Por hacerme regañar el mañana desde el hoy, por tus ojos de agua de café de caramelo y por tu voz.
Te vas e ignoro qué
pasa,
se me enfría el corazón en el pecho,
congela en las venas la sangre que corre;
busco abrazarte,
entibia con tu genio la apatía que se avecina;
necesito en mi cuello el aire que te sobra en los pulmones
y quiero de vuelta las horas que aún no existen.
Que me devuelvan engrosados los minutos y segundos que no
habré de verte
Que me dupliquen con presencias las ausencias de tus besos
que aún no vienen
Que le anuncien al destino que al reducirme tu tiempo me lo
ha de pagar con creces;
de aquel empleado en buscarnos me compensen a diez horas el minuto.
O los berrinches del mundo le prevengan de una huelga
y se aburran mis afectos y el cielo también con ellos
Que se tarden una vida en pagarme
El plazo en que cobro no es fijo,
que se acumule la deuda
al fin que no llevo prisa.
agosto 23, 2012
Promesa de bicicleta
//Con un celular, mirándote los labios, leyéndote los labios y escuchando las palabras; gotitas en los ojos de tus ojos.
Sorpresa, mojado, sonriente, dudando.
Un beso descalzo a las botas mojadas,
plegarias por un mismo rezo.
Los pasos del viento,
los versos nublados del cielo templado
y del cielo cayendo.
Escurriendo el cabello, ardiendo el muchacho.
El tiempo soñando abrasarse en tu enfado,
tu culpa cediendo, mi alegre recuerdo.
Tus manos besando mi cara,
tus ojos narrando un secreto,
cristales de lado, destino de frente.
Yo misma soñando, yo misma naciendo
probando la vida, entendiendo su alma
ignorando la muerte y perdiéndole el miedo;
confiando mi suerte en tu hora retrazo.
Mi hora infinita contigo a mi lado.
Confiando mi alma a tu pecho solemne.
Cortés caballero que obra coherente,
que cede paciente...
Vuelve más tarde, no es éste el momento.
Quédate en tu sitio, yo soy tu momento.
Vete, es tarde.
Ignórame, quédate.
Abrasa mi vida,
quédate, quédate.
Perdona muchacho,
cierta promesa.
Aquella obligada cundida de miedos.
Y cien mil paranoias.
Sorpresa, mojado, sonriente, dudando.
Un beso descalzo a las botas mojadas,
plegarias por un mismo rezo.
Los pasos del viento,
los versos nublados del cielo templado
y del cielo cayendo.
Escurriendo el cabello, ardiendo el muchacho.
El tiempo soñando abrasarse en tu enfado,
tu culpa cediendo, mi alegre recuerdo.
Tus manos besando mi cara,
tus ojos narrando un secreto,
cristales de lado, destino de frente.
Yo misma soñando, yo misma naciendo
probando la vida, entendiendo su alma
ignorando la muerte y perdiéndole el miedo;
confiando mi suerte en tu hora retrazo.
Mi hora infinita contigo a mi lado.
Confiando mi alma a tu pecho solemne.
Cortés caballero que obra coherente,
que cede paciente...
Vuelve más tarde, no es éste el momento.
Quédate en tu sitio, yo soy tu momento.
Vete, es tarde.
Ignórame, quédate.
Abrasa mi vida,
quédate, quédate.
Perdona muchacho,
cierta promesa.
Aquella obligada cundida de miedos.
Y cien mil paranoias.
junio 25, 2012
Mi querida dramática
//Menos mal que ya me has dejado publicarlo. Ja. Ja.
La vida es buena y bonita,
mira que yo te lo digo.
Ya es hora de hacer cita,
pero no hablar más conmigo.
Sal tonta de tu cuevita,
mira si amas al amigo.
Tu buen tiempo es el ahorita.
¿Frío y negarte abrigo?
Calma si no amas al hombre.
El corazón no es un santo,
narrará sus propios cuentos.
Déjale un permiso al tiempo,
Pronto estará abierto el campo,
el resto chingue su madre.
La vida es buena y bonita,
mira que yo te lo digo.
Ya es hora de hacer cita,
pero no hablar más conmigo.
Sal tonta de tu cuevita,
mira si amas al amigo.
Tu buen tiempo es el ahorita.
¿Frío y negarte abrigo?
Calma si no amas al hombre.
El corazón no es un santo,
narrará sus propios cuentos.
Déjale un permiso al tiempo,
Pronto estará abierto el campo,
el resto chingue su madre.
junio 16, 2012
Egoista
//Sangre
Ahora resulta que el muy imbécil no se da cuenta de su egoismo.
Si vives pensando que eres el bien principal del mundo, ya estuvo que te cargó la chingada; más aún si te cocinas con un puto caracter de mierda.
Te barnizas con una buena capa de "inconciente hipocrecía".
Atarantado que no piensa en nadie, grosero, altanero, ostentoso.
Banal.
Maldito egoista sin conciencia, sin límites, sin esfuerzos...abusivo de dónde se puede, desconsiderado.
¿Qué además no te vuelva a pedir nunca nada más?
Simpático... lindo.
Está hecho.
mayo 28, 2012
Esta otra
//Por la sencilla suma de 4+1.
I
Tú crees que no me doy
cuenta,
pero el boceto exiguo
de tu rostro
(holograma parcial de
mis ensueños),
llevo impreso en la
pupila.
Me arde tu presencia
sobre el blanco de los ojos,
escaldan las canciones
que me invento en tu mirada,
me quema el infinito
de tus ojos en mis ojos en tus ojos,
me abrasan los matices
de tus tonos caramelo.
No es que no me diera
cuenta,
es que me gusta
contarte;
sobre aquellos
decibeles que en tus cuerdas me hacen fuego,
que me amarro a tu
garganta resbalando por tu boca.
¿Cómo no he de darme
cuenta?
Si en el pecho de esta
otra
(por quien amas los
desvelos),
tu corazón palpitante
sonriente late de gozo.
Y en sus sueños
predilectos y en sus brazos distractores
cantas loores y
proyectos,
cuando entre labios ansiosos
de besos cubres su
cara.
II
Tú crees que no me doy
cuenta,
pero un laxo concentrado
del contenido en tu mente
(carente de
sinrazones)
obra en mi suerte un
milagro.
Me aletarga el rostro
de los recuerdos que pierdes,
escapan de mis manos
los restrojos de cordura,
me pierdo en las
ausencias de tu cuerpo sin mi cuerpo sin tu cuerpo,
me anegan las sazones
de tus tintes halagüeños.
Sabes que sí me doy
cuenta,
de sobra que lo
comprendes;
aquellas ideas
andantes que comparten mi autoría,
que en tus gestos yo
descubro tal cual todas las verdades.
¿Cómo no he de darme
cuenta?
Si en la vida de esta
otra
(conciencia de tu
conciencia),
tu pensamiento anhelante
dedicas devotamente.
Y en sus liras imperfectas
y en sus cuentos desabridos
imprimes tu buen
talante,
cual caballero galante,
cuando paciente le
admiras.
III
Tú crees que no me doy
cuenta,
pero hombre de cabeza,
hombre de grandes ideales,
(retórica de mis
letras)
¿Cómo no he de darme
cuenta?
Si en la mente de esta
otra
(por quien lloras las
distancias),
compartiendo elocuencias
distingues un día de
otro.
Y en la mañana radiante
y en las noches tempestuosas
con el alma de
estandarte
declaras ante la vida
favor a tu bien amada.
¡Cómo no he de darme
cuenta!
Si se halla en tu presencia
la razón de mis lealtades.
Cofradía de personajes
que a los pies de tu memoria
(Consiente sin y homenaje),
dedico al París del
pecho
que en esta otra
renace.
abril 28, 2012
Santos inocentes
//Inocente palomita que te has dejado engañar... :)
Abriste un espacio en tu pecho;
escapó de su centro una humilde plegaria.
Temblabas completo. Yo no era nada.
De pronto fui universo, fui todo.
A partes iguales iba y volvía,
extraviada en el cielo y tus ojos.
Entre corazón y miedo.
Se liaron las manos, se unieron los labios.
Inventé un secreto, me pensé en tu vida.
Abriste un espacio en tu pecho;
escapó de su centro una humilde plegaria.
Temblabas completo. Yo no era nada.
De pronto fui universo, fui todo.
A partes iguales iba y volvía,
extraviada en el cielo y tus ojos.
Entre corazón y miedo.
Se liaron las manos, se unieron los labios.
Inventé un secreto, me pensé en tu vida.
abril 24, 2012
Sí, por favor más café
//¡Al infinito...y más allá!
Desviando un poco del
mundo la mirada, me volví sobre mis manos que tomaban la taza blanca por la
orejilla. Busqué el fondo por buscar algo…el fondo de aquello aún no era
visible. Humeante brebaje guardado en un material que adquiría el mismo calor.
Un café: líquido, claro. En algún punto dejó de simplemente existir llamándose
café de desayuno y fue más. Ya no era café, eran tus ojos y su suave profundo
claro-oscuro. Con la mirada clavada allí no dejé de sentir el resto de todo lo
presente. Rumores de hombres. Los percibí hablando de viajes. La esposa de piel
blanca, voz armónica y tonos de pueblo que se reforzaban con sus visitas a la
mesa. La madera reinaba en un pueblo de manteles, estatuillas y cristales. ¿Libros?
Ninguno. De manos viejas con suaves venas azulosas debajo. Cabellos grises en
todos los tonos. La esposa. “…pero hay detallitos que deben arreglarle al
carro.”
El dueño de casa, la
barba porosa, áspera, que cubre toda su cara, cara de toda sonrisa, el gris
matizado también se reprodujo en algún punto de su vida. Un hombre pasivo de
pura sonrisa, sonrisa en labios y sonrisa en ojos…ademanes de manos duras,
secas. Ojos azules acuosos, irreal, azul reciclado, opaco, mohoso. Contaba de
aquel viaje que haría con la esposa, la mujer del mandil sobre la ropa que
también era mandil. Faltaba poco para jubilarse, la pauta justa para iniciarlo.
El café cambiaba el
universo a cada sorbo, un café bueno como fluir de agua, diluvio en sueños y
agua de color, mezcla profunda del más allá de la cafeína. Los rumores, la voz y
los ademanes se diluían igual que un trago más en la garganta, dos tragos,
tres…cinco…la taza sobre la mesa, la mesa llena de vetas, silencio; me supe
bebiendo tus ojos, el líquido entibió mi
cuerpo y también tú estabas allí.
Abre la puerta, orillado
en carretera. El narrador está detrás de ellos, estoy yo, mirándolos. Abre la puerta, orillado en
carretera. Colores cálidos por todas partes, tierra caliente, árboles verdes
que son más cafés que verdes, color de desierto. Una autopista vacía, azul el
cielo y blancas sus nubes.
Él sale del auto y se
recarga en el coche, que es gris y que brilla. Ella también desciende del
vehículo y lo rodea.
Y tú estás ahí. Un sueño
tan lejano, tanto tiempo en distancia que llega de pronto. Y tú estás
ahí. Se acerca a él y él la abraza. Yo los veo a los dos desde otro lugar
paradójico, los observo y él tiene tu rostro, no lo entiendo. Eres tú
pero aún no lo eres (si cabe tal afirmación), es por eso que te veo y te reconozco
aunque no hay detalles en ti, hay un velo precioso de ambigüedad, eres un
hombre. Siempre lo has sido pero ya no eres un muchacho.
Una pareja, solos, la
besa y ella corresponde, lo besa. No con pasión efímera de jóvenes que se
queman de ganas por arrancarse la ropa; con sublime amor de adultos que miran en
la vida una oportunidad instantánea de reinventar y reconstruir un amor
adolescente; como el primer sorbo del mejor y más aromático vino embriagante,
una cosecha infinita.
Un beso con sabor a vino
y sol y arena caliente y trigo y mar y aceitunas y días de muertos.
Las manos juntas, cuando
te separas de su boca es cuando te reconozco del todo.
Tu cabello largo (un
largo sobrio y revuelto); una lucha muy tuya de exigirle a tu fisionomía de
niño los años merecidos. La barba. “Tú le tienes más fe a esta barba que yo” le
dijiste hacía tanto tiempo, justo antes de su sonrisa haciéndote sonreír a ti.
Era la misma barba,
barba deforestación, barba desierto; a fuerza de darle gusto –con los años− le
habías invertido tú mismo fe al asunto.
Y la sonrisa también.
Jamás cambiaría, ahora, mirándote desde estos ojos, sabía que la sonrisa de
muchacho que visita la casa ajena, que saluda al padre de la muchacha que
bromea siempre (que bromea con el padre y que bromea contigo) se quedaría allí
junto a la barba para el resto de tu tiempo en esta vida. Hombre de sonrisa y
barba…hombre de universo.
No me hizo falta verlo,
yo entendí qué había en el asiento trasero del auto gris (mientras, debo
decirlo (porque casi sentía palpitar mi corazón de verlo), tú permaneciste mirándola
con ojos cafés de café de agua de color, con la mirada que lleva tu nombre),
había mucho dinero invertido en esa cámara fotográfica.
Sentí todo lo que no hizo
falta que viera, todo tu equipo de hombre de arte y su equipo de mujer de arte.
Y papeles en desorden compartido, coche de dos.
Te abrazó y con la
cabeza ladeada (recargada en tu hombro, con los brazos rodeándote el cuello,
con el cabello estorbando tu frente, con su corazón palpitando en tu pecho, con
su vida en tu vida, con la punta de los pies tocando la punta de tus pies),
cerró los ojos. Latía fuerte, yo sentí en mi pecho su latir, no hizo falta
llegar a ustedes y ponerle mi mano en el cuerpo, sobre el corazón. Su eco
resonaba en mi sangre a golpe y golpe y golpe sordo...
Todo el ambiente, toda
la historia, tu historia bailaba en mi paladar y me hacía sentir su sabor.
La perplejidad se me
atoró en el cuerpo, un matiz estoico me cubrió… y allí me quedé atontada,
mirando la tierra que era fértil a su modo, mirando el asfalto que era muy
tierno a su modo y mirándola a ella abrazarte; ella que también era muy hermosa
a su modo, y a ti con una mano en su espalda. Y mirando tus ojos mirar el
cielo. A ti que fuiste al momento una gloriosa escultura, muy muy a tu modo. Y
nació una paradoja muy a mi modo y nadó entre trazos grises tomando forma…muy,
muy a mi modo.
Los ruidos normales que
ya eran extraños, volaban y me arrastraban de vuelta, venía siendo doloroso
volver.
El estómago lleno, el
olor, el frio, las manos azuladas, los cabellos grisáceos, las demás
presencias, metal y porcelana, risas cortas, trivialidades de mesa.
¡No! Yo debía volver… y
tal vez por el puro deseo, volví.
Entonces me enteré.
Viajabas con ella, viajaban para viajar, no para llegar a un lugar. Claro está
que tenían un destino, pero más que eso tenían una ruta. El camino era lo
importante.
Simplemente un viaje, andaban
para observar, para que tú tomaras tus fotografías, para ella disfrutar con
verte tomarlas y dibujarte tomándolas. Y para estar juntos.
Aún estaban allí parados,
no se habían movido un ápice, sin embargo yo entendí cada detalle que antes
pasé por alto del viaje que hacías con ella. El calor los abrazaba como a mí,
tú te olvidaste del tiempo (justo como yo), no prisas, no dudas. Yo pedí un
deseo: mirarte por siempre en la eternidad de éste instante, verte tan eterno
como fuera tu eterno viaje.
− ¿Más café?
Mano azul empuñando la
jarra de cristal de café caliente. Silencio. Ojos recorriendo el brazo, el
torso, el cuello, la barbilla, nariz…y al fin los ojos.
“No”
−No gracias.
No había nada correcto
en pedir más de aquel líquido. El viaje, tu viaje pulsaba en los costados de la
cabeza. Antes hubo una seguridad, antes supe quién era aquella mujer que te
acompañó. Antes conocí a quien te guiaría y seguiría a partes iguales. Antes…no
dudé de cómo te amó.
Ahora simplemente sabía
que esa mujer te amaba, y más allá de una duda era un deseo bien planteado. El deseo
de seguir mirando, quizá desde algún otro ángulo, aquel viaje tuyo.
El corazón palpitaba al
compás de los costados de la cabeza y de la memoria, no acepté más café… se
había terminado. Café de ojos de agua de color.
Paradójicamente la última gota venía a ser el principio del círculo. La
única constante en este tiempo y el otro fuiste siempre tú; y probablemente la
garganta de quien te miró todo este y aquel tiempo que no ha ocurrido.
abril 11, 2012
Tal vez
/*¿Por qué todavía tú? Porque me niego a dejarte, es involuntario, no puedo, ¡no sé cómo aún! me duele alejarme de esta "cercanía infundada". ¡¡Protesto!! Por eso, ésto es para ti. Ángel mio de sonrisa triste, Ángel que no comprende de sutilezas. */
Cuesta creer que mi certeza no mueva, no despierte. Yo no puedo dudar de mi, pero tampoco puedo entender cómo puede sí hacerlo. Es cuestión de cosas que no sabría explicar o incluso entender. Y ante todo has dicho y te has escudado, me has limitado, con un tal vez. Eso tampoco puedo entenderlo.
Toda historia comienza en el comienzo. Pero qué sucede si la historia ya mismo comenzó a escribirse y nunca ha comenzado. Qué pasa si se dio pie a un cuento escrito en suspiros y sobre hojas fantasía. Es fácil decir, porque cuanto se narre nadie podrá escucharla, nadie la comprendería, y definitivamente ninguna persona en el mundo hablaría de ella. Y sin embargo, existe. Tú eres mi prueba y yo tu garantía.
//Bonito el ánimo mío para rescatar del "silencio" buenos tramos de pasado. C(1/2)/S
Cuesta creer que mi certeza no mueva, no despierte. Yo no puedo dudar de mi, pero tampoco puedo entender cómo puede sí hacerlo. Es cuestión de cosas que no sabría explicar o incluso entender. Y ante todo has dicho y te has escudado, me has limitado, con un tal vez. Eso tampoco puedo entenderlo.
Toda historia comienza en el comienzo. Pero qué sucede si la historia ya mismo comenzó a escribirse y nunca ha comenzado. Qué pasa si se dio pie a un cuento escrito en suspiros y sobre hojas fantasía. Es fácil decir, porque cuanto se narre nadie podrá escucharla, nadie la comprendería, y definitivamente ninguna persona en el mundo hablaría de ella. Y sin embargo, existe. Tú eres mi prueba y yo tu garantía.
//Bonito el ánimo mío para rescatar del "silencio" buenos tramos de pasado. C(1/2)/S
A la sombra de una amiga
//Que curioso es releer lo propio, pero ya en tiempos ajenos.
Mira que ha pasado el tiempo, mira que sí. Y al mismo tiempo no.
Recuerdo que fuimos grandes amigas, hablabas de esas cosas que pensabas y escuchabas lo que yo no decía. Hoy me parece aquello tan lejos, tan raro, tan tan diferente.
¿Qué te ha pasado?
¿Estás sola?
Mentira, reacciona, no lo estás, no estás sola.
Quieres estarlo, neciamente es lo que deseas, quieres estar sola y gritarlo al viento.
Puedo dejarte, puedo olvidarme que fuimos amigas, sería dificil, claro que lo sería:
pero a veces, pienso que las cosas se deben hacer sin forzarlas,
ojalá lo notes, entiendas que tú eres quien se aleja, que tienes amigas, que nos tienes a nosotras,
que no estás mal, aunque quieras estarlo; para eso están las amigas.
Es tan dificil y se siente tanta impotencia, ¿por qué no lo notas?,
cómo es que no ves lo que está ante tus ojos?,a las personas que estamos allí para tí,
para alegrar un día malo, o para hacer radiante un día bueno.
Éramos del mismo equipo, eramos un solo grupo, hablabas conmigo, me tenías cerca.
Pero sabes, hoy es la primera vez que lo digo a alguien.
Ojalá me equivoque, pero ya lo dije, no hay vuelta atrás (¡que me equivoque, que esté mal, que no sea verdad...porfavor que no sea verdad!).
Ya no eres mi amiga, no sé cuándo pasó pero te olvidaste, me olvidaste y comenzaste a solo hablar de tí.
Sólo tú estás mal, solo tú te sientes sola, solo tú solo tú...solo tú.
Ya no sabes nada de mí, ya no eres un nombre en mi cabeza a quien desee contar algo.
Estás fuera, tu lo quisiste, yo no lo quise, yo no lo decido, pero ya lo entendí.
¿Dejaste el lugar que te ofrecí? ¿Porqué lo dejaste?
¿Porqué te olvidaste que para ser amiga hace falta estar, y querer estar?
Abre los ojos, creo que hay tiempo.
No voy a forzar nada, pero recuerda que así son las cosas.
Lamento decir que la confianza no es algo que se da y se quita...
o la hay y se pierde o deja de haberla, o no la hay.
Tú te estás alejando, tú la pierdes, pierdes mi confianza.
Te ganas a ti sola, estás allí para ti.
Y te sientes sola.
Y olvidas a las amigas, y nos olvidas, y me olvidas...y sigues pensando en tí.
"En estos tiempos no podemos darnos el lujo de perder adeptos a nuestras causas"
Perdí a una amiga, lo siento de verdad y quisiera equivocarme...pero tiene mucho que pasó.
En cambio...tú preocupate ahora, porque vas a perderme a mí, a mí que te dije que estaría para cuando quisieras y para lo que se te ocurriera.
Me pierdes...y para sierpre.
Mira que ha pasado el tiempo, mira que sí. Y al mismo tiempo no.
Recuerdo que fuimos grandes amigas, hablabas de esas cosas que pensabas y escuchabas lo que yo no decía. Hoy me parece aquello tan lejos, tan raro, tan tan diferente.
¿Qué te ha pasado?
¿Estás sola?
Mentira, reacciona, no lo estás, no estás sola.
Quieres estarlo, neciamente es lo que deseas, quieres estar sola y gritarlo al viento.
Puedo dejarte, puedo olvidarme que fuimos amigas, sería dificil, claro que lo sería:
pero a veces, pienso que las cosas se deben hacer sin forzarlas,
ojalá lo notes, entiendas que tú eres quien se aleja, que tienes amigas, que nos tienes a nosotras,
que no estás mal, aunque quieras estarlo; para eso están las amigas.
Es tan dificil y se siente tanta impotencia, ¿por qué no lo notas?,
cómo es que no ves lo que está ante tus ojos?,a las personas que estamos allí para tí,
para alegrar un día malo, o para hacer radiante un día bueno.
Éramos del mismo equipo, eramos un solo grupo, hablabas conmigo, me tenías cerca.
Pero sabes, hoy es la primera vez que lo digo a alguien.
Ojalá me equivoque, pero ya lo dije, no hay vuelta atrás (¡que me equivoque, que esté mal, que no sea verdad...porfavor que no sea verdad!).
Ya no eres mi amiga, no sé cuándo pasó pero te olvidaste, me olvidaste y comenzaste a solo hablar de tí.
Sólo tú estás mal, solo tú te sientes sola, solo tú solo tú...solo tú.
Ya no sabes nada de mí, ya no eres un nombre en mi cabeza a quien desee contar algo.
Estás fuera, tu lo quisiste, yo no lo quise, yo no lo decido, pero ya lo entendí.
¿Dejaste el lugar que te ofrecí? ¿Porqué lo dejaste?
¿Porqué te olvidaste que para ser amiga hace falta estar, y querer estar?
Abre los ojos, creo que hay tiempo.
No voy a forzar nada, pero recuerda que así son las cosas.
Lamento decir que la confianza no es algo que se da y se quita...
o la hay y se pierde o deja de haberla, o no la hay.
Tú te estás alejando, tú la pierdes, pierdes mi confianza.
Te ganas a ti sola, estás allí para ti.
Y te sientes sola.
Y olvidas a las amigas, y nos olvidas, y me olvidas...y sigues pensando en tí.
"En estos tiempos no podemos darnos el lujo de perder adeptos a nuestras causas"
Perdí a una amiga, lo siento de verdad y quisiera equivocarme...pero tiene mucho que pasó.
En cambio...tú preocupate ahora, porque vas a perderme a mí, a mí que te dije que estaría para cuando quisieras y para lo que se te ocurriera.
Me pierdes...y para sierpre.
La culpa es suya infame caballero
//A tus palabras que engendan las mías.
¿Quién tiró la primera piedra escrita?
No tema usted valiente caballero,
pues es menester que exista un primero.
Hemos después de tomar represalias.
¡Anunciemos que su vida peligra!
¿Quién hirió de amores nuestras almas?
Mas no debe temer caballero,
pues no es de amor que han de morir los cuerpos,
que al contrario renacen las almas
en un sublime encuentro tan sincero.
¿Quién se decidió a darme esa alegría?
¿Quién lanzó la primera piedra escrita?
¿Piensa acaso que hablo con ironía,
que disfrazo rabia con buenos tratos?
Sé que fue usted humilde caballero
¡Dígame verdades y no mentiras!
¿Quién la volvió mi piedra favorita?
Podría prometer la no venganza,
trataría de no colgarle la culpa.
He de alegar que mi alma sangra.
Sin embargo engañarlo yo no puedo,
de aguantar agravios nada resulta.
¡Confiese usted infame caballero!
(¡En sueños le busco y con vida le amo!)
¿Enamora primero corre luego?
¿Piensa que he de morder mil veces sus manos?
No sea tarado, ¡despierta le sueño!
y adoro también sus hombros sanos,
pues le amo más que al amor más certero.
Anuncio aquí mi tan justa venganza:
He de adorarle los ojos ladrones.
He de pedirle historias de celtas.
He de besar seis mil veces sus manos.
¡He de lanzarle la piedra de vuelta!
*/ Y veo dama que ha comenzado
a dar muestra de la venganza vuestra,
devolviendo esta piedra a quien la hubiese tirado,
agitando de un golpe la vida nuestra.
Le amo dama, con locura,
y culpable me sé de mis faltas
pero sepa pues que su venganza,
he de pagarle con soltura:
a cada beso con un beso mio
y a cada piedra con otra piedra. [C.F.] /*
¿Quién tiró la primera piedra escrita?
No tema usted valiente caballero,
pues es menester que exista un primero.
Hemos después de tomar represalias.
¡Anunciemos que su vida peligra!
¿Quién hirió de amores nuestras almas?
Mas no debe temer caballero,
pues no es de amor que han de morir los cuerpos,
que al contrario renacen las almas
en un sublime encuentro tan sincero.
¿Quién se decidió a darme esa alegría?
¿Quién lanzó la primera piedra escrita?
¿Piensa acaso que hablo con ironía,
que disfrazo rabia con buenos tratos?
Sé que fue usted humilde caballero
¡Dígame verdades y no mentiras!
¿Quién la volvió mi piedra favorita?
Podría prometer la no venganza,
trataría de no colgarle la culpa.
He de alegar que mi alma sangra.
Sin embargo engañarlo yo no puedo,
de aguantar agravios nada resulta.
¡Confiese usted infame caballero!
(¡En sueños le busco y con vida le amo!)
¿Enamora primero corre luego?
¿Piensa que he de morder mil veces sus manos?
No sea tarado, ¡despierta le sueño!
y adoro también sus hombros sanos,
pues le amo más que al amor más certero.
Anuncio aquí mi tan justa venganza:
He de adorarle los ojos ladrones.
He de pedirle historias de celtas.
He de besar seis mil veces sus manos.
¡He de lanzarle la piedra de vuelta!
*/ Y veo dama que ha comenzado
a dar muestra de la venganza vuestra,
devolviendo esta piedra a quien la hubiese tirado,
agitando de un golpe la vida nuestra.
Le amo dama, con locura,
y culpable me sé de mis faltas
pero sepa pues que su venganza,
he de pagarle con soltura:
a cada beso con un beso mio
y a cada piedra con otra piedra. [C.F.] /*
marzo 28, 2012
Segundo del singular
//Por el sol, y la luna, y el mar, y el trigo, y las aceitunas. Por existir para mi.
¿Creíste que me olvidé?
¿Ya lo has olvidado tú?
¿Acaso yo te mandé?
¡El del beso fuiste tú!
¿Notaste que te besé?
Entre los besos y tú…
¿Supiste que te adoré?
¡Tal vez siempre fuiste tú!
En tu abrazo me abrigué.
¿Qué habrás cabilado tú?
Creo allí me enamoré.
A mí te acercaste tú.
¿Porqué tan cerca? Pensé.
¿Pensé? ¡¡Lo escuchaste tú!!
marzo 24, 2012
París
//De tu mano...a ti. Yo.
En
tiempos de desconfianza y dolor,
profundos
universos dan la clave.
Viajas a
futuro pues son tu nave:
leales ojos,
agua de color.
Hallas en
otros tan triste rumor,
mas te llega
de Francia un eco suave;
su voz de
poema, garganta grave:
himno de
culpa que colma tu amor.
Lo
invocan por ti cocuyos de cielo.
Se renueva
en las dos, con él te integro:
caricia de
sol en días de frío.
Aunque
eres ajeno te pienso mio.
La
epifanía conduce al milagro:
Corazón de
París, mi vivo anhelo.
marzo 14, 2012
Sólo un entender existe
//A París
No me alcanzan las
palabras,
ni me alcanza la poesía, ni la música ni el aire.
Para convencer al cielo que me llene de plegarias
y poemas y canciones.
Pues tal vez un día yo lo entienda y tú lo entiendas,
que nadie puede entender.
Que el amor es infinito, que no se puede escribir,
ni se versa, ni se canta.
Debo comprarme mi idea y vendértela también:
Sólo un entender existe para calmar la ansiedad,
esa angustia,
por la falta de palabras, o de glosas o de barcarolas a la mar.
Cuando en el otro se siente lo que él ya ha sentido en ti,
te comprende y le admiras.
Cuando en el otro se vive lo que él ya ha vivido en ti,
te admira y le comprendes.
Y en los ojos de aquel otro los propios ojos están,
y ellos lloran y ellos ríen.
Y en la voz de aquel otro la propia voz armoniza,
y ella grita y ella narra.
Y en el alma de aquel otro no hay espacio para dos,
pues un alma misma alcanza para sellar la cuestión.
Y me alcanzan las palabras,
y me alcanza la poesía, y la música y el aire.
Para convencerme cielo, que me llenan las plegarias
los poemas y canciones.
Pues hoy es el día! yo te entiendo y tú me entiendes,
aunque el resto no comprenda.
Que el amor es infinito, que ahora se puede escribir,
y se versa y se canta.
Me has comprado mi idea, la he de haber vendido bien.
Solo un entender existe para calmar la ansiedad:
cercanía,
De tus labios mi sonrisa y de mis ojos tu mirar.
ni me alcanza la poesía, ni la música ni el aire.
Para convencer al cielo que me llene de plegarias
y poemas y canciones.
Pues tal vez un día yo lo entienda y tú lo entiendas,
que nadie puede entender.
Que el amor es infinito, que no se puede escribir,
ni se versa, ni se canta.
Debo comprarme mi idea y vendértela también:
Sólo un entender existe para calmar la ansiedad,
esa angustia,
por la falta de palabras, o de glosas o de barcarolas a la mar.
Cuando en el otro se siente lo que él ya ha sentido en ti,
te comprende y le admiras.
Cuando en el otro se vive lo que él ya ha vivido en ti,
te admira y le comprendes.
Y en los ojos de aquel otro los propios ojos están,
y ellos lloran y ellos ríen.
Y en la voz de aquel otro la propia voz armoniza,
y ella grita y ella narra.
Y en el alma de aquel otro no hay espacio para dos,
pues un alma misma alcanza para sellar la cuestión.
Y me alcanzan las palabras,
y me alcanza la poesía, y la música y el aire.
Para convencerme cielo, que me llenan las plegarias
los poemas y canciones.
Pues hoy es el día! yo te entiendo y tú me entiendes,
aunque el resto no comprenda.
Que el amor es infinito, que ahora se puede escribir,
y se versa y se canta.
Me has comprado mi idea, la he de haber vendido bien.
Solo un entender existe para calmar la ansiedad:
cercanía,
De tus labios mi sonrisa y de mis ojos tu mirar.
enero 09, 2012
Adios al circo
En
la misma banca de tablones, mirando el cielo azul claro a través del mentón de
ella (que también miraba el cielo), recostado en sus piernas. Siempre igual, a
pesar del transcurrir del tiempo. Su mundo solo cambiaba de lugar, no en sí
mismo. Los mismos destellos en los ojos, la misma sonrisa ella, el mismo gesto
él. Como si no hubiera ocurrido, todo asemejaba la noche anterior. Las tiernas
atenciones y las pláticas infinitas, el clima, la vaporosa tarde que olía como
cada tarde: a dulce, a lodo, tal vez un poco a sal y mantequilla, y por
supuesto a soledad.
En
su caso, llanto incontenible. Apenas un par de metros atrás, lo había dejado sentado
en su banca improvisada de cada vez y tenía la certeza de que la distancia era
mucho más que ese par de metros; hacía tiempo que ya no se veía reflejada en
sus ojos, en su lugar había un nuevo lugar …no quedaba espacio para ella.
Terminó de alimentar a la hermosa yegua preñada y escondió en su cuello las
lágrimas que no acabarían el resto de la noche, el suave relincho del animal
sofocaba de a poco su voz.
Los
cachorros rugían a lo lejos, eran el gran milagro de los noticieros y el nuevo
corazón que bombeaba esperanza. Y ellos permanecían unidos en una mirada; los
ojos de él se enrojecieron y sin que llegara a escaparse una sola lágrima, se
inundaron. Entendió que ella entendía, la relación se había terminado. Se
levantó y se fue, lo dejó solo; en ese instante se cerró el trato.
La
luna llena festejaba el éxito de la nueva gira y bañaba con su reflejo una
banca de tablones improvisada, mientras un hombre alto y una mujer morena se miraban
intensamente a los ojos durante una eternidad…o un parpadeo, ella intuyó sus
palabras y las de él. Y se imaginó en la escena que acababa de inventar.
−Ya
no queda nada.
−No
juegues –risa.
−Desde
hace mucho, no justo ahora.
Silencio
-no más risa- comprendió que no bromeaba.
En
la misma banca de tablones, mirando el cielo azul claro a través del mentón de
ella (que también miraba el cielo), recostado en sus piernas. No había más que
hablar. Los sonidos del mundo comenzaron a cobrar fuerza y les obligaron a aterrizar.
Los cascabeles de un par de payasos a medio maquillar, choque de metales y rechinar
de los mismos, el crujiente continuo del elefante al mascar, relinchos y un
único balido joven, las charlas alegres de principio de temporada. Se levantó y
le tendió la mano.
Caminaron
lentamente, juntos, como postergando los pasos; el autobús apareció a lo lejos.
Se miraron a la cara una última vez, se reducía la distancia, ya estaba cerca. Levantó
el brazo formando un ángulo agudo con el suelo. Se besaron en la boca aunque
ninguno lo pensó previamente. Fue aquel beso el tributo a los mejores años, los
años gloriosos. Él subió y el transporte lo sacó de allí para siempre, no
volvieron a verse.
No
volteó ni la miró. Aunque se imaginó volteando, mirándola y decidió también,
imaginar que le dedicaba unas cuantas palabras, una promesa infinita.
−Hasta
mañana mi amor, soñaré con tu historia.
Fin
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