octubre 23, 2007

¿No era acaso el consuelo de un abrazo?

...el muchacho simplemente estaba confundido, ella había correspondido, lo había notado también en sus ojos, y sin embargo había practicamente escapado, saliendo cual aire entre las manos, había tomado las mochilas y se había respaldado entre el silencio del barucho de los demás, pálida, lívida y con una sonrisa estupida y nerviosa. No lo había vuelto a ver a la cara, ni una vez, ni aún cuando se habían despedido.
El chico sin embargo cargaba ahora con una sonrisa que erróneamente se mal interpretaba como arrogante, cuando no era más que dicha pura. Ya habría tiempo para fruncir el ceño más tarde, cuando le llegaran las ideas racionales, las dudas, los miedos y los prejuicios, dicho de otra forma, cuando se calmara el corazón; mientras tanto, simplemente sonreía como el dueño del mundo, aunque pensara sin margen de error que las mujeres, incluso ella, eran unas locas...

octubre 21, 2007

ALTO

Ya no más...
...y que un ángel llegue a combatir el temor.
Que en el cielo disminuya el peso para que decline también la presión.
Que el bien mayor no destruya corazones.
Y exísta sinceridad cuando se hable de armonía.
Y que no se trunquen ya más fantasías.
Que viva la comprensión.
Y muera para siempre el maldito rencor...

octubre 17, 2007

Cinco veces viernes

/*(Razónes de porqué hasta ahora: 1. Me está destrozando y eso es, al mismo tiempo la única liga, enlace, unión... 2. Darkit (indirectamente) me hizo pensar que he sido impersonal hasta conmigo.) */

"Por él y para él, cuando solo ocupaba mi corazón, mucho antes de ser dueño de él."

...Cinco veces viernes...

¡Que terrible semana!...siempre pensé que los viernes eran excelentes, creo que todo el mundo lo piensa.
Viernes, último día de la semana laboral.
Viernes es no lamentar al día siguiente, la hora de dormir.
Viernes es desactivar el despertador y no tener que odiarlo.
Por eso y por muchas otras interminables excusas, nunca pensé que diría que ya no soporto otro viernes más.
Una semana completa siendo viernes…locura para el más cuerdo.


Lunes- viernes

Primer día de la semana y último a la vez.
Todo iba normal, entrada a las 8 de la mañana, clase tras clase, pero una extraña sensación de que algo estaba incompleto, como si algo faltara.
Pensé que algo de mi pesar era estar arrastrando un“bueno, vamos, sí quiero”, que no quería haber pronunciado, fue dicho por pura insolencia o falta de poder pronunciar la común negación.
Más de una vez durante el día me sorprendí de los comentarios de mis compañeros.
Y me sorprendió su cara de sorpresa al ver mi reacción cada vez que alguno mencionaba juntas las palabras…hoy y lunes.
Fue pura suerte que llevara el material para la última clase de ese día.
Era inexplicable que inconscientemente lo haya tomado en la mañana y lo hubiera traído a la escuela, porque yo estaba segura de que los viernes no era necesario llevarlo. Que raro.


Martes- viernes

Nuevo día, nuevo viernes semanal.
Todo normal hasta que otra vez resonó por allí una voz que mencionaba algo así como: “No sabía que los martes hiciera tanto calor”
Pensé que me volvía loca, según mi fallido sentido de orientación respecto al tiempo todo indicaba que el último lunes había pasado hace milenios, estaba tan olvidado en mi mente, que ya era viernes.
Una nueva invitación (anticipadamente agradable y aceptada de buena gana a excepción de una ya existente por cumplir, hipócritamente aceptada), tuve irremediablemente que negarme, a mi pesar.
Cuando recordaba lo ilógico que era sentirme en un día incorrecto, caía en la cuenta de que quizás intervenía el reciente cambio en el horario: el famoso horario de verano, que aunque sinceramente me gusta más, es molesto al principio.
Pero después del primer cambio de conversación con cualquier interlocutor de mi día, lo olvidaba por completo y otra vez era viernes.


Miércoles- viernes.

Por fin, viernes…NO, quise decir miércoles.
Lo olvidé… ¿pero que digo?, lo he estado olvidando los viernes pasados…no, perdón, los días pasados.
Ya estaba comenzando a exasperarme de entrar y salir de mi semana real y de la irreal.
Les conté mi extraña sensación a mis dos mejores amigos. Se los conté por separado y en esos periodos cuando salía del viernes y entraba al miércoles.
Solo este par de tipos no me iban a creer loca de atar cuando les hablara de la última cosa más rara que me había pasado y digo que no me creerían loca, porque ese era el principal aspecto por el que me conocían y querían; Mi locura, rareza y excentricidad.
También ellos están un poco locos, pero confío en ellos sin dudarlo.
Tomaron mi comentario sin mucho afán, sin darle demasiada importancia…no me alteró el hecho, porque yo en su lugar hubiera actuado igual.
A uno de mis dos amigos (el que me prestó más atención ese día) le conté también la razón por la que me negué a la petición de todos respecto a la comida. Creo que le cayó en gracia. Pasamos por varios temas, hasta que llegamos a la conclusión de que no había suficiente confianza (que tristeza) para hablar del pasado. (No quiso hablarme de él y su vida en el pasado, obviamente cierto punto que no conocía yo más que vagamente).
Argumentó vergüenza, que loco.
Más tarde, en mi casa me avisaron indirectamente (me enteré yo solita) que había algo que para mi suerte ocuparía mi tiempo, el viernes, el día de mi acongojante pendiente.
Traté de cancelar o más bien, por cortesía cambiar de planes a unos más accesibles.


Jueves- viernes

Este fue el peor de los viernes anteriores porque ya en mi actual letargo estaba tan segura de mis ideas que de no haber sido por no se que, no habría ido a la escuela al día siguiente, el viernes.
Fue donde más veces entré y salí del falso viernes. Seguía sin comprenderlo, sentía que algo estaba incompleto, que algo había olvidado o dejado sin terminar.
Esa es la peor sensación de todas, como un vació imposible de satisfacer, como tener un algo por hacer, que al no saber cual es, no puede dejar de ser un pesar.
De alguna manera estaba harta, cansada, molesta, alterada, hiperactiva.
Después de la cancelación imprevista del compromiso que me permitía cancelar el mío, no tuve otra opción que hablar para alegar el nuevo cambio de planes, pero no lo hice, esperé la respuesta a mi ocurrencia de “plan accesible”…obtuve una rotunda negación y una promesa de conversación a una hora en particular del sábado…al menos sabía la hora y el día exactos para apagar el celular.
Eso aminoró mi inexplicable mal genio. Me sentí un poco más libre.
Pero igualmente atrapada en mi interminable viernes.


Viernes- odiado viernes

Llegué muy temprano, a la s 8 como, aunque los viernes es una hora muy temprana para entrar, según mi horario.
Llegue a las 8 porque, por fin, después de toda la semana y más, mi proyecto estaba terminado y me tenía más contenta, emocionada y feliz que cualquier otra cosa, aunque dando vueltas por toda la escuela.
Cuando hable con mi amigo, le conté de mi proyecto terminado y él me contó con emoción de la visita de su hermana; Al menos él tenía forma de saber con certeza el día en que estaba.
Como sin quererlo, abordé otro tema.
—Se que trajiste lo que te pedí, no te quise preguntar ni recordar, porque se que están en tu mochila.
—Ha, lo das por hecho… ¿he? —tono de sarcasmo nervioso aunado a risa.
—Sí, es obvio que los trajiste, te los pedí durante toda la semana —dije yo, sabiendo que ocurría lo contrario.
—No creí que lo decías enserio —recitado con algo de una leve preocupación, culpa y pesar.
—Mira, yo no me olvido de lo que prometo —dije al momento de alcanzarle tres películas.
Imagino que lo hice sentir un poco de más culpable que antes.
Yo no actuaba sinceramente, no estaba enojada, de hecho, estaba divirtiéndome un poco por su reacción, ya había previsto su olvido, pero no niego que tuve una leve esperanza.
—No te enojes, discúlpame en serio —dijo él, y continúo con ademanes, tratando de convencerme —lo que pasa es que todavía no creo que mañana ya no vengo.
Le presté atención enserio.
— ¿Ves?...eso es lo que te estuve diciendo el otro día…he vivido un viernes toda la semana, no creo que hoy es el último día, es como si desde el lunes quisiera y no quisiera que empezaran las vacaciones.
—Yo estoy igual.
Silencio durante segundos.
— ¿Vamos afuera?
—Bueno.
Y ya estando en la banca del edificio, mi amigo sacó un álbum de fotos que NO había olvidado, (aunque yo si olvidé el tema), no pudo hablarme de su pasado y yo había tomado el detalle como una dolorosisíma falta de confianza que nunca había existido, pero todo cambiaba, porque me lo estaba mostrando.
Ahora si le perdoné por su completo descuido y olvido de mis discos.
Todos se fueron poco a poco, todos al mismo lugar.
A la invitación a comer que en un principio no pude aceptar por un previo compromiso, pero que después estando libre del compromiso, tampoco pude aceptar por la escasez de tiempo.
Me despedí de mi otro mejor amigo, que estaba más distraído por la comida que por darse cuenta que no nos veríamos en dos semanas. Lo comprendí, pero no lo acepte.
Ya no había nadie en el edificio.
Solo quedábamos mi amigo y yo, y por algún rincón estaba mi hermano impaciente por salir de la escuela.
Platicamos de nada durante mucho tiempo ( Como cada día, esperar a que el tiempo pase, solo así, con las personas por las que mentiría en mi contra).
Como aplazando el momento de despedirnos.
Ahora entendí el pendiente y la sensación de no terminar algo.
Entendí que viví un viernes cinco veces durante la misma semana por la extraña ansiedad de querer y no querer que llegaran las vacaciones.
Tener ganas de estar “libre” y tener ganas de no salir de mi agradable rutina.
Los minutos pasaron rápido.
Un sonido de su celular, una plática corta.
Nos levantamos y nos fuimos de la escuela, a la salida nos despedimos.
Cada uno tomó su rumbo.
Una extraña nostalgia innecesaria se apoderó de mi final de viernes escolar…el solo pensar que tendría que esperar dos semanas, largas y quizás aburridas.
Pensé que debería empezar a preocuparme el lunes o incluso el domingo en la noche, porque ese era el periodo normal de no ir a la escuela, mientras tanto podía imaginar que no eran vacaciones…pero no, ya se me estaba haciendo eterno todo.

¡Que terrible semana!...siempre pensé que los viernes eran excelentes, después de esto….simplemente ya no quise opinar.

Hoy es sábado, gracias al cielo el día cambio. Acabó el martirio.
Gracias a que olvide parcialmente que eran vacaciones, pude disfrutar de una buena comida en familia.
Aunque secretamente me compliqué la existencia con el mismo pesar de algo pendiente.
Ya fuera del ambiente escolar, pude sentir sincera alegría por las vacaciones.
Ya estaba feliz por saber que mañana sería domingo, iría a ver un buen estreno al cine y al siguiente día, lunes, podría dormir más de lo rutinario y comenzar a preocuparme por la tarea imposible de matemáticas.
Ya todo estaba acoplándose a mi estado post- semana-viernes, todo incluyendo que mi cuerpo se acostumbraba al horario de verano.
Ya muy entrada la noche, repentinamente, mi celular vibró tenuemente indicándome que había llegado un nuevo mensaje.
Presioné una tecla para leerlo, decía simplemente.
— ¡Demonios es sábado y ya te extraño!
Provenía de mi amigo.
No puedo negar dos cosas:
1.- Me encantó que alguien me dijera que me extrañaba en tan poco tiempo.
2.- Me mata de la risa que mi amigo, al ser tan sincero conmigo haya dejado al descubierto un detalle: sus vacaciones serían mucho más largas que las mías, porque ahora el que repetiría su día durante mucho tiempo sería él.
Se repetiría su Lunes una y otra vez, hasta que llegara el verdadero lunes donde nos veríamos otra ver.

¡¡No quiero imaginar cuando terminemos la prepa!!