abril 11, 2012

La culpa es suya infame caballero

//A tus palabras que engendan las mías.

¿Quién tiró la primera piedra escrita?
No tema usted valiente caballero,
pues es menester que exista un primero.
Hemos después de tomar represalias.
¡Anunciemos que su vida peligra!

¿Quién hirió de amores nuestras almas?
Mas no debe temer caballero,
pues no es de amor que han de morir los cuerpos,
que al contrario renacen las almas
en un sublime encuentro tan sincero.

¿Quién se decidió a darme esa alegría?
¿Quién lanzó la primera piedra escrita?
¿Piensa acaso que hablo con ironía,
que disfrazo rabia con buenos tratos?
Sé que fue usted humilde caballero
¡Dígame verdades y no mentiras!

¿Quién la volvió mi piedra favorita?
Podría prometer la no venganza,
trataría de no colgarle la culpa.
He de alegar que mi alma sangra.
Sin embargo engañarlo yo no puedo,
de aguantar agravios nada resulta.

¡Confiese usted infame caballero!  
(¡En sueños le busco y con vida le amo!)
¿Enamora primero corre luego?
¿Piensa que he de morder mil veces sus manos?
No sea tarado, ¡despierta le sueño!
y adoro también sus hombros sanos,
pues le amo más que al amor más certero.

Anuncio aquí mi tan justa venganza:
He de adorarle los ojos ladrones.
He de pedirle historias de celtas.
He de besar seis mil veces sus manos.
¡He de lanzarle la piedra de vuelta!

*/ Y veo dama que ha comenzado
a dar muestra de la venganza vuestra,
devolviendo esta piedra a quien la hubiese tirado,
agitando de un golpe la vida nuestra.
Le amo dama, con locura,
y culpable me sé de mis faltas
pero sepa pues que su venganza,
he de pagarle con soltura:
a cada beso con un beso mio
y a cada piedra con otra piedra. [C.F.] /*

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